
En la costa al sur de chile, a la altura de Chillán, Cobquecura permanece detenida en una imagen: en sus celebraciones, en la vida cotidiana, en su pasar por el tiempo, mientras nuestras ciudades se aceleran hasta dar náuseas, una perla mira despierta su paseo por las calles de tierra desde su altar-concha recibiendo aplausos y ovaciones en un fondo de música tradicional. Los lobos marinos, no muy lejos de allí, hacen sonar sus gritos terribles participando de la fiesta y el festejo popular.
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